Memoria sobre el espacio que habité de niña.
Escuchar
Ojos Abiertos

Me siento más tentada a seguir los sonidos con la vista, ver quién o qué los produce.
Ojos cerrados

Persigo el sonido por el espacio, un espacio que ya conocía y por eso tengo registrado en mi mente, imaginando cómo tendría que moverse ese sonido. Los pasos estaban cerca mío y podía sentir las vibraciones del piso cuando estaban muy cerca, la presencia de alguien a mi espalda se siente mucho más fuerte que cuando pasan al frente, el aire que está en medio y en movimiento hace que descifre si se acerca o se aleja.

Las tablas rechinan y eso me pone a pensar en la presión con la que da los pasos cada persona, unas que hacen que cruja el suelo y otras que pareciera que no hay nadie en movimiento. Finalmente hubo unos dedos que se rozaban entre sí, estos a su vez se iban convirtiendo en toda la palma de la mano en fricción con la otra que ante la rapidez crea un vacío con el aire dando un sonido de aplauso rápido.

Mi cuerpo sabe dónde está y tal vez se mueve porque antes vio espacio, pero seguir los sonidos, el viento cerca del oído, las hojas moviéndose en el suelo, la contracción de la madera cuando se enfría después de recibir sol.


“la piel, el lugar que no alcanzo a tocar con los dedos”

La piel constantemente está en contacto con el sol, el aire, el agua, el ritmo del caminar o moverse, la ropa, etc. Esto genera diferentes sensaciones y sonidos, ¿ cuál sonido de mi piel al tocar el agua ? ¿Cómo identificar la manera en cómo aparece este sonido?
Ejercicio de escucha periférica

Es un lugar frío, normalmente recuerdo la sensación en la nariz y las orejas del aire muy frío en ellas, visualmente siempre había niebla, parecía que las personas no querían salir de sus casas a menos de que llevaran una cobija consigo “una ruana”,. Yo normalmente iba de vacaciones a este lugar ya que mis abuelos vivían allí. Pero a pesar de que la familia de mi mamá y la de mi papá son de este lugar, era diferente ir a visitar las dos casas separadas por media cuadra de distancia en el mismo pequeño pueblo.
En la casa de mis abuelos paternos siempre han habido perros, cada vez que uno se acercaba al portón sonaban sus ladridos recibiendome, sonaba los canales nacionales desde las 5 de la tarde hasta las 8 de la noche que todo quedaba en silencio. Mi abuela paterna tenía pavos en el patio de la casa y estos empezaban hacer sonidos que yo creía muy extraños desde muy temprano, este sonido estaba ligado con los perros ladrando cuando mi abuelo llegaba con la cantina de leche para el desayuno. Las conversaciones que transcurrían en esta casa era sobre aparceros, ir a darle de beber a las vacas, tener que llevar sal y melado a estas, ponerse las botas para ir en el camión a cambiar una cerca porque un toro la había dañado. Naturalmente para mi este mundo era desconocido y yo solo disfrutaba mucho ir con mis abuelos a comer mucho pan con cuajada y sentarme con mi abuela encima de una ruana viendo a mi abuelo trabajar, sonaba el viento, los pájaros, las vacas, los ladridos de los perros, la pica contra el suelo, el pasto al ser arrancado y sobretodo sonaba la emisora que salía del radio que siempre tenía prendían mientras estábamos allí.

Por otra parte la casa de mi mamá y en la que luego viviría la mayoría de mi vida, era mucho más silenciosa, no había perros o pavos que sonaran las personas que vivían allí estaban trabajando y normalmente cuando no había llegado toda la familia las actividades que realizamos era salir a caminar. Sin embargo cuando todos lo primos llegaban se llenaba la casa y sonaban risas y llantos muchos de esos míos, el piso eran tablones de madera y crujían todo el tiempo cuando uno pasaba por encima de ellos, mi abuela no era de poner música o radio, pero si todos los domingos nos hacía vestirnos muy temprano para ir a misa, las campanas de la iglesia sonaban muy duro al lado del cuarto anunciando que íbamos tarde y no podíamos dormir 5 minutos más.

Escucha

1. inmediata
2. intermedia
3. profunda